“Dríadas” no sólo es un incipiente proyecto de emprendimiento protagonizado por un grupo heterogéneo de mujeres, sino que en el tiempo en el que lleva configurándose como tal (Dic. 2013), está adquiriendo una personalidad y entidad propia de manera progresiva, paso a paso y con sosiego, podríamos utilizar el símil de un niño en proceso de desarrollo y crecimiento, que descubre, asimila, experimenta…somos adolescentes creyéndonos adultas, reafirmando nuestra identidad recién adquirida, y gustándonos no como integrantes de un grupo, sino como la esencia misma de “Dríadas”.
Es por ello, que en nuestro viaje por entre los nuevos conocimientos, nos enfrentamos a los retos que se nos plantean con la curiosidad y expectación que procura lo desconocido, y es así como emprendimos el miércoles 26 de marzo aquello llamado
“Login por Madrid”.
Nuestro recorrido nos llevó, de la mano de Eva, nuestra esforzada y afable guía al milímetro por segundo, por entre las calles del diverso Barrio de Lavapiés, por diferentes proyectos de emprendimiento protagonizados por mujeres, pero la introducción nos la expuso Charo Ruedas quien gestiona la administración de los cada vez más extensos brazos de
“Heliconia”, la cooperativa a quien sentimos como “madre” amantísima de nuestro proyecto. Es aquí, en la sede de “Heliconia”, donde tenemos una visión clara de lo que es el concepto de
“Coworking”, donde el mismo espacio laboral es compartido por diferentes personas del mismo u otro proyecto de trabajo y se producen (o no) las sinergias entre los usuarios del espacio.
Entre tostadas y cafés, Chari nos narra su aterrizaje al mundo del cooperativismo y responde pacientemente a las mil preguntas que nos surgen. Hace una comparativa entre las diversas formas jurídicas para las que ha trabajado, y destaca la dimensión humana y social del movimiento cooperativo, muy por encima de las estrictas normas establecidas en las organizaciones al uso donde prevalece el mercantilismo y la falta de valores humanistas. “Las Dríadas” estamos en ese punto donde adquirimos aún más razones para querer establecernos como cooperativa, hemos escuchado lo que queríamos oír y comparando con nuestras experiencias con otros formatos laborales…así que estamos en el buen camino, es lo que deseamos y es lo que vamos a hacer.
Continuamos a buena marcha y nos paramos frente al
“Mercado de San Miguel”, unos minutos de recorrido por entre los puestos de este magnífico escaparate y realizamos un ejercicio de observación, ya llegará el momento de jugar a las diferencias más tarde, de momento la resolución es sorpresa.
En el
“Ateneo Cooperativo Nosaltres” nos recibe Graciela quien nos enseña orgullosa un amplio local, centro neurálgico de los sueños de muchos vecinos y vecinas que desean mantener unidos trabajo y vida social, es aquí donde en perfecta simbiosis se mezclan la zona de “Co-curro”, o el “Coworking” castizo, la “repro”, la pequeña tienda, el área que destinan a sus asambleas y clases de lengua de signos, el patio, talleres en la zona inferior…Un local muy bien aprovechado en régimen de alquiler, que desgraciadamente cada vez les cuesta más pagar, puesto que sus proyectos, unipersonales a la vez que comunes, aún no son tan sostenibles como quisieran.
Tras una larga charla (o más bien interrogatorio), sobre su forma de financiarse a través de socias colaboradoras y socias cooperativas, trueques, cursos, su barra de bar, conocemos también los entresijos de su gestión interna, la cual establecen mediante asambleas semanales o mensuales, y los plenarios cada seis meses. En estas reuniones tratan de exponer los conflictos que surgen especialmente por la sobrecarga de tareas, hablan sobre la mejora de sus estatutos, su estado emocional, los grupos de trabajo y un largo etc. que les regula como conjunto con fuertes principios de apoyo mutuo y cooperativismo.
En este espacio conocemos a Najat quien nos explica su proyecto unipersonal
“Delicatessen Árabe” donde su catering, espectáculo y escuela de productos árabes tropieza con dificultades y pequeños progresos que no desaniman a su promotora en su afán emprendedor.
Avanzamos bien entrada la mañana hacia el
Mercado de San Fernando, lugar ecléctico y adalid de la
“No es una vaca cualquiera” quien facilita el contacto entre un productor de carne ecológica y consumidores pertenecientes a grupos de consumo, o cualquier otro cliente que no pueda permitirse carne de calidad a precio de oro.
Diversidad, donde los puestos tradicionales conviven con nuevas propuestas como las que conocemos gracias a Diana, quien nos hace el recorrido vital del Mercado en los últimos tiempos.
Nos cuenta la oportunidad que supuso la oferta lanzada por los mercaderes de un San Fernando agonizante, para reabrir, sin fianza, veinte puestos a precios de suelo público a los que se debía optar en un plazo de tiempo cortísimo, y es a esta oportunidad quien ella misma se acoge desde su
“No es una vaca cualquiera” quien facilita el contacto entre un productor de carne ecológica y consumidores pertenecientes a grupos de consumo, o cualquier otro cliente que no pueda permitirse carne de calidad a precio de oro.
En este mismo espacio encontramos dos proyectos encabezados por mujeres poderosas, uno de ellos
“Amores berros”, nos lo explica Esther destacando de su emprendimiento el no tener plan de negocio, llevando la contraria a cualquier escuela de negocios que se precie, pero contando con su entusiasmo a la hora de compartir con otras compañeras de proyecto, su respeto al reparto de tareas y dedicación para la conciliación.
Finalmente, Lucía quien está al frente de
“Komo en Kasa”, es quien con sus pies en la tierra y cierta dosis de “desencanto”, nos comenta que su proyecto de comida casera y de temporada a precios asequibles está bien asentado, pero pesan sobre todo las dificultades económicas con las que se enfrenta mes a mes tras el pago del alquiler por el puesto, y esto, sumado a que no es el proyecto de su vida le da cierto toque “melancólico” a su experiencia…aún así, nos dice con ganas “Chicas, se puede, si lo deseáis, realmente se puede”.
En resumidas cuentas todas las mujeres que formamos parte de “Dríadas”, este grupo promotor que estamos configurando un maravilloso proyecto de emprendimiento cooperativo, rescatamos lo positivo de todas las experiencias y proyectos que hemos conocido en “Login Madrid”, nos quedamos con el entusiasmo y las ganas, partimos de la base de que no hay consecución de logro sin esfuerzo y que el aprendizaje es nuestra mayor baza para llegar a buen puerto. Desde
“Dríadas” sabemos el alcance que puede llegar a tener un grupo de mujeres que saben lo que quieren, que buscan la manera de conseguirlo a través del esfuerzo y el apoyo mutuo, por ello nos decimos a menudo lo que somos, ¡Mujeres poderosas!
Fotos del post por cortesía de
Login MadridIMPRESIONES SOBRE LOGIN MADRID:
Cual ruta colegial tomamos las calles del centro de Madrid, atravesando el abismo de contrastes entre el lujo y el destello de fastuosos escaparates "Tipical Spanish" que desde sus guiños nos mostraban el supuesto único modo de emprender, bien y a base de pasta, ese que dice no ser nuestro. Como un viaje en el tiempo nuestros pies tocaron tierra, conocimos mil y una formas de intentar construir espacios laborales compatibles con la vida, compatibles con el mundo grande y el cotidiano ¿La fórmula mágica...? preguntamos una y otra vez, SL, Cop, Entidad asociativa o autónoma tal vez, pero ¿Cuál es el secreto? ¿Cómo el buen hacer? Y conocimos mujeres bravas, decididas, que no se achantaron ante la duda que va desmadejando el futuro de las que deciden tomarlo en sus manos. Y al mirarlas nos vimos en ellas, reflejo diverso que nos hace posibles y en avance.
Armonioso día de compartir entre nosotras y de visualizar cómo otros proyectos de vida han pasado o están pasando por diferentes nudos del emprendimiento. Nos hemos podido sentir identificadas, no sólo ante las ganas de apostar por algo juntas igual que en los demás proyectos, sino ante la posibilidad de tener situaciones conflictivas entre nosotras y conseguir regularlas. La mejor conclusión que podemos sacar es que juntas podemos conseguirlo si enfocamos nuestra mirada y nos consideramos respetadas e iguales dentro del grupo.
